Y yo tercero

“…La razón es porque tu esposa es mi mama.”

¡Marcos se sorprendió mucho! Ni le creía. “¿Cómo es tu mama?” dijo Marcos. José le respondió, “La agencia de adopción me lo contó hace unas semanas y ahora estoy enojado contigo y con ella y mis ‘hermanos.’” Y entonces Marcos se le cayó el teléfono y empezó a llorar. “¿Que puedo hacer? ¡Quiero mi familia otra vez!” pensó a sí mismo.

“¡Ding Ding!” El teléfono sonó otra vez y Marcos recibió un texto, “Si quieres tu familia, dame el dinero en dos días y reúne conmigo al 111 Main Street. Estaré en la casa. Ven solo.” Otra vez Marcos empezó a llorar. Si no podía ganar el dinero antes, ¿cómo iba a ganarlo ahora? Mientras tanto, los comercios en el canal Telemundo sonaron. ¡Marcos recibió su respuesta!

De inmediato Marcos empezó su plan conseguir su familia otra vez. Se fue abajo en su casa y encontró la pistola que su papa se la dio. Mientras que la pistola estuvo sobre las manos de Marcos, recordó algo que su papa le dijo, “Marcos, te doy esta pistola para que puedas proteger a su familia. No la usas si no la necesitas.”

Corriendo arriba con la pistola en mano, Marcos abrió el directorio telefónico y busco bajo “Bancos.” Marcos iba a robar el dinero que necesitaba, pero tuvo que pensar de un plan perfecto. Después de encontrar un banco débil, buscó en el internet en el Buscador de Google “¿Como se puede robar un banco?” Buscó y buscó y, ándele, encontró uno que podía usar.

Marcos estuvo muy preocupado, pero hizo el rosario y recibió fuerza para mandar un texto a José, “Tendré tu dinero. No haga daño a mi familia si quieres guardar tu vida.” Cuando se rompió el alba, se despertó y se fue de la casa. Sería un día grande. Pensamientos de miedo vinieron a Marcos, pero caminó, recordando las palabras de tu papa. Llegó Marcos al lugar fijado. “321 Calle Banco.”